viernes, 21 de agosto de 2009

El amor de una fulana


En los últimos tiempos recibímos mensajes de anónimos que avalan nuestro desempeño en el campo de juego. También hay, imposible negarlo, anónimos que cuestionan el comportamiento del grupo, o bien alguna de nuestras adicciones. Descartamos de plano adicciones tales como la del Beto, enfermo de las hojas de Malvón; el cuervo, quien ingresó en un Coma glucoso luego de ingerir dos paquetes de pastillitas La yapa, o el mismísimo Masi, que se dopa con pintura acrílica y Látex de exteriores.

La cuestión es que, más allá de todas estas expresiones ajenas y anónimas que hacen referencia a lo futbolístico, también nos llegan comentarios descolgados, pequeños párrafos que hacen referencia a emociones relacionadas con lo sexual y lo prohibido. Estos comentarios nos intrigan y nos llevan a pensar, a indagar si lo nuestro es sólo fútbol o algunos de los integrantes del equipo usan el poder de la camiseta para lucir sus más letales dotes de macho dominante.

Tenemos el caso del Tano, el goleador, quien segundos después de meter un gol mira en todas las direcciones esperando encontrarse con una mujer. Por suerte para nosotros, y para el correcto rendimiento del delantero, lo único que se ve en el predio de 7 y 625 son algunas chanchas encerradas y ovejas dispersas. Lo más parecido a una mujer es el culo blanco y lampiño del Beto.

Otro caso emblemático es el del Barny, el dié, el distinto (entiendasé por distinto talentoso, y no distinto en cuanto a motricidad y apariencia) un jugador ligado a la metrosexualidad por actitudes como el emparejamiento de su barba en forma recurrente, aritos, tatuajes, sus partes depiladas (ja), su vestimenta. Además, nobleza obliga, el delantero acarrea de nacimiento una belleza que en otros miembros del equipo pasó de largo. Para ejemplo alcanza con el cabezón, quien no contento con su rostro llegó a pronunciarse del siguiente modo: -está todo bien que la belleza me esquive, pero tampoco es para que me ligue toda la fealdad que andaba dando vuelta por ahí.


En resumen, y para graficar la aceptación del público femenino (o público en genreal) que genera el cuerpo del barny, citamos un escrito que nos llegó hace unos días, a saber:
Mágica ésfera
El otro día estuve en tu pecho.
Un sueño, probablemente.
Lo sé
Un sueño realizable
En tu pecho dibuje animalitos.
nubes despatarradas.
Mi dedo, torpe, pícaro, jugaba con tu pelo
tu interminable pelo de pecho enrulado.
Rubio
Días atras te vi en el campo de juego
esquivabas patadas, resistías estoico
Stocichkov
las manos en jarra, jadeante.
suplicando aire.
Te veo en cámara lenta
tu zurda, tu pecho, la pelota
tus pelotas.
Te espero en la lechería.
La Plata, agosto de 2009.
Enviado por Jennifer de calle 1 e/ 58 y 59 (...)
Y bueno, así estamos. Ganador nato el diez.


sábado, 15 de agosto de 2009

Cuatro al hilo...


"Estoy tan acostumbrado a los golpes, que las caricias me molestan..."


Con esta frase breve y profunda, José Hernández daba identidad a su mayor creación: el Martín Fierro. Más de cien años después, ver que damos vuelta un partido me provoca la misma incredulidad que sufría Martín Fierro ante la caricia ajena. Ganar cuatro partidos seguidos goleando es algo impensado, al menos hace unos meses atrás, cuando nuestra suerte parecía estar sujeta a infortunios como malos arbitrajes (horribles arbitrajes), golpes de suerte del rival, mala suerte nuestra o situaciones ficcionales tales como la aparición de E.T para ganarte un partido en el último minuto y luego seguir viaje con el dedo iluminado en su bicicleta multiuso. Situaciones así e igualmente ridículas. Es por eso que, parafraseando el goleador de los ligamentos rebeldes, podemos afirmar que estamos eliminando algunos fantasmas. El fantasma de jamás dar vuelta un resultado; el fantasma de ir ganando por uno o dos goles y sufrir una remontada del rival, el fantasma de que nos metan goles tontos y eso nos desmoralice; hemos avanzado tanto que el único Fantasma que nos queda por derrivar es el beto...
Estamos segundos en un torneo en el cual perdimos dos partidos y ganamos cinco, cuatro de ellos consecutivos y por goleada; el otro lo ganamos por el ausentismo de unos hijos de re mil puta que nos cagaron el sábado.


De los últimos posts hasta hoy ha pasado mucho: El cuervo empezó a comer, su diminuto estómago tolera otro tipo de alimentos y su dieta ya no es más a base de Quaker y polenta presto pronta, de a poco le mechamos alguna pechuguita de pollo y un riñoncito rehogado en cebolla.

El pato habla. Emocionante. Lo vivimos como uno de esos eventos "bisagra" en la vida del ser humano. De vez en cuando se lo escucha reir, pedir una pelota o cantar alguna canción, un fragmento de Franco de Vita, por ejemplo. Gusta verlo recorrer la cancha con su versión de garrincha siglo XXI. Me animo a decir que está más lindo y tiene cierto parecido con Gabriel Corrado...

Por su parte, el arquero Nico (Butterbean, le dijo el otro día un transeúnte cruel) ha bajado algunos kilos y está en tratativas de ponerse 10 centímetros de algodón Peruano en los brazos para poder amortiguar los pelotazos.

La baja de peso ha sido una constante en el equipo: el barny, el H, el propio nico y el manga han sigo algunos de los que perdieron peso; peso que encontró el cabezón por el camino y se lo echó en el lomo.
ACLARACIÓN: El blog no se responsabiliza si la imagen de los cazafantasmas se confunde con el barny dentro de las sábanas.